Normativas, inversores y tecnología, motores de la sostenibilidad empresarial en 2025

La sostenibilidad ha pasado de ser una elección a una necesidad estratégica. En un entorno marcado por regulaciones más estrictas, el cambio climático y consumidores cada vez más exigentes, las empresas españolas afrontan en 2025 un reto clave: integrar la sostenibilidad en el centro de su estrategia.

Desde la aplicación de la normativa europea sobre finanzas sostenibles hasta la evolución de un mercado que valora la responsabilidad ambiental, las organizaciones deben superar barreras económicas, tecnológicas y culturales para equilibrar rentabilidad y compromiso social.

Para ayudar a comprender este panorama, los expertos de EALDE Business School han elaborado el informe EALDE Global ESG Risk Analysis 2025: Tendencias y Oportunidades, donde analizan las principales tendencias en sostenibilidad, los desafíos emergentes y las oportunidades, destacando además la importancia de la formación especializada para afrontar con éxito los retos ESG.

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Regulaciones ESG: el nuevo desafío empresarial en 2025

“El marco regulatorio será uno de los principales impulsores de la sostenibilidad en 2025”, afirma Sergi Simón, coordinador de los programas de gestión de riesgos y sostenibilidad en EALDE Business School. Normativas como la Directiva de Información Corporativa sobre Sostenibilidad (CSRD) y la Regulación de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) exigen transparencias en la divulgación de información ESG, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero y los riesgos climáticos.

Xavier Salto, experto en transición energética y profesor en la escuela de negocios, señala que este nuevo marco normativo no solo representa un desafío en términos de cumplimiento, sino también una oportunidad para aquellas empresas que adopten un enfoque proactivo.

“La implementación de sistemas digitales para recopilar y analizar datos ESG en tiempo real, junto con la alineación con estándares internacionales como los del Global Reporting Initiative (GRI) o el Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD), permitirá a las empresas fortalecer su competitividad y mejorar su posicionamiento en el mercado”, explica Salto.

Presión de los inversores y el coste del capital

El mercado financiero avanza hacia una mayor integración de los criterios ESG. Conscientes de los riesgos financieros asociados al cambio climático y los desafíos sociales, los inversores están reconfigurando sus portafolios y priorizando activos sostenibles. Instrumentos como los bonos verdes y sociales han cobrado protagonismo como herramientas clave para canalizar capital hacia proyectos responsables.

Además, las agencias calificadoras han comenzado a incluir los riesgos ESG en sus evaluaciones. Esto impacta directamente el acceso al financiamiento de las empresas que no cumplen con estos estándares.

Según Xavier Salto, este nuevo escenario está impulsando a las organizaciones a asumir compromisos públicos que van más allá de las exigencias regulatorias. “Cada vez más empresas están estableciendo metas ambiciosas, como la neutralidad de carbono para 2050. Quienes lideren este proceso atraerán inversores y fortalecerán su reputación en un mercado cada vez más exigente”, afirma el experto.

Cadenas de suministro sostenibles

La transformación de las cadenas de suministro es clave en la transición hacia modelos más sostenibles. Tecnologías como el blockchain están revolucionando la trazabilidad, permitiendo una gestión más eficiente y transparente. Esto no solo ayuda a mitigar riesgos reputacionales, sino que también impulsa la adopción de prácticas de economía circular y garantiza condiciones laborales justas en toda la red de proveedores.

En este contexto, el profesor de EALDE Business School destaca que optimizar la cadena de suministro representa una ventaja competitiva para las empresas. “Colaborar con proveedores para reducir emisiones, fomentar la reutilización de materiales y adoptar tecnologías innovadoras será esencial para alcanzar los objetivos de sostenibilidad”, afirma.

Innovación tecnológica y economía circular: claves para la sostenibilidad

La tecnología está desempeñando un papel fundamental en la transición hacia modelos más sostenibles. La inteligencia artificial (IA) permite optimizar el consumo energético, predecir riesgos climáticos y mejorar la gestión de recursos. Además, la digitalización de procesos y el uso de sensores inteligentes están transformando industrias clave, como la gestión de residuos y la distribución de agua.

Paralelamente, la economía circular se consolida como una estrategia esencial para reducir el impacto ambiental. “Los modelos basados en ‘reducir, reutilizar y reciclar’ están generando nuevas oportunidades de negocio, especialmente en sectores como la manufactura y la alimentación”, destacan desde EALDE Business School.

Xavier Salto enfatiza que “la innovación en materiales sostenibles, como los plásticos biodegradables, junto con el ecodiseño, será clave para minimizar el impacto ambiental desde la fase de desarrollo de los productos”.

Liderazgo europeo y retos del informe Dragh

Europa tiene una posición privilegiada para liderar la sostenibilidad global en 2025. El Informe Draghi subraya que el continente no solo dispone de los recursos, sino también del marco normativo y financiero necesario para convertir la sostenibilidad en una ventaja competitiva.

Sin embargo, este liderazgo enfrenta retos importantes. Pedro Rodríguez, experto en consultoría estratégica, destaca la necesidad de equilibrar la innovación con la preservación de industrias tradicionales clave, como la automoción, que generan millones de empleos. «La transición hacia un modelo sostenible no puede permitirse marginar a sectores tradicionales. Por el contrario, debe integrarlos y transformarlos”, señala.

Para competir en el mercado global, Europa debe invertir en capacidades locales de producción, refinado de materiales críticos y economía circular. Para Rodríguez, “esto incluye establecer incentivos fiscales para empresas que inviertan en tecnologías sostenibles, así como fomentar alianzas público-privadas para desarrollar infraestructura clave”.

La transición hacia energías renovables también representa una oportunidad estratégica para reducir la dependencia de combustibles fósiles importados. Esto no solo reforzará la independencia energética del continente, sino que también impulsará nuevas industrias y empleos vinculados al hidrógeno verde, la electrificación del transporte y la innovación en almacenamiento de energía. Rodríguez concluye que el éxito de esta transformación dependerá de políticas que logren un equilibrio entre los intereses económicos, sociales y ambientales.

🌿 REDACCIÓN · Tania López


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